Una sonrisa más blanca no depende solo de productos blanqueadores: también se construye en el día a día con pequeños hábitos que marcan una gran diferencia.
Cepíllate los dientes al menos dos veces al día, usando una pasta dental con flúor y una técnica suave. Evita cepillar con demasiada fuerza, ya que podrías desgastar el esmalte y dejar tus dientes más expuestos a manchas.
Usa hilo dental cada noche. Muchas de las manchas más comunes se acumulan entre los dientes, donde el cepillo no llega.
Enjuaga tu boca con agua después de consumir alimentos o bebidas con pigmentos oscuros como café, vino tinto o salsa de tomate. Este simple gesto puede prevenir que esos pigmentos se adhieran al esmalte.
Evita fumar o consumir tabaco. Más allá de la salud general, este hábito es una de las principales causas de manchas dentales persistentes.
Incluye frutas y verduras crujientes en tu dieta. Manzana, zanahoria y apio ayudan a limpiar los dientes de forma natural mientras comes.
Y si buscas una ayuda extra, usa tiras blanqueadoras suaves y seguras como las de VITTÉ. No sustituyen los hábitos, pero sí los potencian.
La constancia vale más que cualquier producto milagroso. Tu sonrisa se nota cuando la cuidas todos los días.